Gastronomía
Cualquiera que viva o visite Japón probablemente se ha encontrado con una gelatina gris de aspecto un tanto desagradable, el konnyaku.
La planta de konjac, que también se conoce con distintos sobrenombres que generan cierta suspicacia, como ‘lengua del diablo’, ‘lirio vudú’, ‘ñame de elefante’ y ‘palma de serpiente’, ha sido cultivada, procesada y consumida en Japón desde el siglo VI con fines medicinales.
Históricamente, la planta fue elogiada por sus cualidades curativas. Ahora se cocina en muchas formas y está ganando popularidad entre la población occidental interesadas en vigilar su físico y su salud.
La cosecha generalmente se realiza durante los meses de octubre y noviembre y la parte que se utiliza de la planta es el bulbo, que está bajo tierra. Este producto parece un tipo de patata, aunque en realidad no tiene relación con la familia de los tubérculos comestibles.
Para obtener el konnyaku, se seca y procesa la pulpa del bulbo, para formar una especie de harina, luego se mezcla con hidróxido de calcio y agua, lo que genera una fórmula viscosa. Posteriormente, se hierve y se enfría en forma de bloques sólidos, dando como resultado un producto incoloro e insípido.
Más del 90% del producto es agua, el resto es fibra soluble. Es este último componente el que ha llevado a este producto a ser considerado como el mejor alimento de dieta.
Actualmente, el konnyaku se encuentra en un plato japonés llamado oden, que es un caldo con sabor a soja, tradicionalmente acompañado por huevos duros, pasteles de pescado procesados y rábano daikon.
Además, es posible encontrar fideos hechos a base de konnyaku.
A diferencia de la mayoría de los productos de gelatina o grenetina, el konnyaku no se disuelve en la boca, ni con la presión de la lengua. Más bien requiere de una masticación intensa para poder digerirlo de manera segura.
Hace más de dos décadas, para atraer a nuevos consumidores, se elaboró una versión amigable del konnyaku, presentado como un shot de gelatina de fruta dentro de pequeños vasos de plástico, que se puede encontrar en Asia. Su popularidad se extendió a América y Europa.
El konnyaku contiene prácticamente 0% calorías, 0% azúcar, 0% grasas, 0% proteínas, 0% gluten y 0% carbohidratos, pero lo que sí contiene son grandes cantidades de fibra que el cuerpo no puede digerir fácilmente. De hecho los japoneses a menudo lo llaman “la escoba para el estómago”, ya que barre el intestino delgado y genera una purificación a fondo.
El konnyaku es un alimento histórico y dinámico capaz de permanecer, alterar o transformarse en un beneficio.
¿Por qué no nos atrevemos y le hacemos un espacio en nuestra dieta? Hay algunas opciones culinarias que nos pueden satisfacer y que podemos aprovechar.